Merydeis
Instagram ¿sigue siendo una red social?
Miguel Carballo, diseñador gráfico en Merydeis, a 16/10/2020
El pasado 6 de octubre Instagram celebró su décimo aniversario mostrando una apariencia muy distinta a la que la planteaba en su nacimiento. Al aumento masivo de perfiles le ha acompañado una evolución en su uso, que cada vez se aleja más del que le dábamos inicialmente. Por ello, ahora nos preguntamos:
¿Qué ha sido de aquella red social de fotografía artística que nos conquistó hace 10 años?
Instagram nace en 2010 como una red social de imágenes y vídeos que intenta alejarse de Facebook, por aquel entonces rey indiscutible del mercado. Instagram se centra al 100% en la imagen dejando a un lado los comentarios y demás interacciones sociales. Además surge como una aplicación móvil, su usabilidad era mucho más sencilla y cómoda que la de Facebook que nació en el ámbito web.
La apuesta inicial por una estructura de muro (o malla, si se prefiere) de tres columnas de imágenes fue un acierto absoluto. Esta apariencia estilo “portfolio” impulsó a sus usuarios a hacer un uso cuidado de las imágenes que subían. Combinándola con Facebook para el grueso de las fotos, y dejando Instagram para aquellas “merecedoras” de formar parte de esta selecta malla. Además, cambió el concepto bilateral “amigos” de FB separándolo en “seguidores y seguidos”. Tema fundamental y razón del nacimiento de los ahora archiconocidos influencers. Ya que permitía a un usuario tener una enorme cantidad de seguidores sin tener que corresponderles.
Entre este enfoque centrado en la imagen y su mejor usabilidad móvil, el público joven fue migrando poco a poco a Instagram, dejando Facebook a un público más adulto. El componente de los seguidores y los seguidos, y su consiguiente recompensa en número de “me gusta” en cada publicación, se convirtió en el nuevo barómetro de popularidad.
“Juventud, divino tesoro”, debieron pensar las marcas. La palabra popularidad no era suficiente. El éxito de la plataforma era demasiado. Los influencers se convirtieron en objeto de deseo e imitación. Eran y aún siguen siendo, personas de gran influencia y de ahí su capacidad de venta.
Poco a poco Instagram fue copando el mercado social y las empresas se han visto obligadas a usarla con fines comerciales, no solo de patrocinio o publicidad. El ingreso de las empresas ha ido limando la red social hacia una red comercial, pero de una manera tan paulatina que el usuario no ha sido consciente de este cambio. Primero creando anuncios con apariencia de publicaciones normales, adaptándolas a cada usuario de forma personalizada de manera que se camuflaban en su línea de tiempo. Más tarde contratando a los propios influencers que integraban la publicidad en forma de consejos personales o vídeos graciosos.

Podemos decir que ahora mismo Instagram es una gran tie nda camuflada de red social. Los usuarios no son del todo conscientes de esta realidad cada vez más innegable y eso le da aún más valor. A nivel comercial se ha convertido en un obligatorio para las empresas la presencia y explotación de esta red. Su enfoque de imagen permite a las empresas dibujarse y definirse en ella. Su correcta explotación permite expandirse, crecer y ganar visibilidad e, inevitablemente, vender más.